Un experimento español recrea el mundo sin vida y descubre protocélulas, precursoras de los seres vivos

Un equipo de investigadores españoles ha logrado recrear un “protomundo” en un laboratorio cerca de la playa de La Concha, en San Sebastián, y observar por primera vez la aparición de protocélulas, estructuras consideradas un paso previo a la vida. Encabezados por el geólogo sevillano Juan Manuel García Ruiz, los científicos utilizaron un recipiente transparente con agua, metano, nitrógeno, amoniaco y descargas eléctricas, imitando las condiciones extremas de la Tierra primitiva.

Este experimento se inspira en el icónico trabajo de Stanley Miller de 1952, pero con un sorprendente resultado adicional. “Es alucinante”, declaró García Ruiz al observar estas estructuras moleculares autoorganizadas. El experimento, que duró solo dos semanas, mostró cómo el agua en el recipiente cambió a un tono marrón amarillento, mientras se formaban diminutas estructuras curvilíneas. Aunque estas protocélulas no son seres vivos, sus características sugieren cómo pudo haberse dado el salto de la química a la biología en los albores de la Tierra. “Siempre hemos pensado en el origen de la vida como un momento divino e irreversible, pero lo que hemos encontrado sugiere que es el resultado de una evolución química azarosa y gradual, que con el tiempo puede formar estructuras autoensambladas como la vida”, explicó García Ruiz, del Donostia International Physics Center.

El hallazgo desafía la idea de un “diseño inteligente” o una chispa divina como origen de la vida. Según García Ruiz, estas estructuras podrían ser comunes en miles de millones de planetas en el universo. “Estos protomundos pueden llegar a algo tan complejo como la vida o simplemente quedarse en nada”, afirmó, destacando que no hay una reacción fundamental específica que determine el surgimiento de la vida, sino un proceso natural y evolutivo.

El experimento, que combina química, geología y física, abre una ventana a nuevas investigaciones sobre el origen de la vida en la Tierra y fuera de ella. Si bien las protocélulas descubiertas no son vida en sí mismas, representan un paso crucial en la comprensión de cómo podría haber surgido la vida a partir de un entorno abiótico, marcando un avance significativo en este campo de estudio.