

expresó el gobernante desde suelo cordobés, en el momento en el que empezó a explicar la forma en que tanto Mancuso, hoy gestor de paz del Gobierno, para participar en las mesas de negociación, fue traicionado por los mismos “quienes los aplaudieron”; haciendo una breve referencia de la visita del excomandante paramilitar al Congreso de la República, el 28 de julio de 2004, en donde salió en medio de vítores de sus simpatizantes.
Y mencionó cómo en el referido acuerdo no estaba estipulada la extradición a territorio norteamericano. “Es decir, quienes los aplaudían considerándolos héroes, los senadores, los representantes a la Cámara, los grandes propietarios de la tierra en Colombia, los grandes empresarios del país, los cacaos y ciertos medios… los aplaudían como héroes, como salvadores, porque ustedes eran capaces de mostrar que a partir de la sangre podían extirpar la rebeldía”, expresó.

Agregó en su discurso que esos mismos fueron los que los pusieron encadenados y esposados y se lo llevaron a una justicia extranjera. “Los traicionaron. Y la paz no se hace con traiciones”, enfatizó el primer mandatario sobre este episodio de la historia del conflicto armado en el país, cuando en mayo de 2008 Mancuso fue enviado a EE. UU. por una petición de una Corte del Distrito de Columbia, para responder por delitos relacionados con el narcotráfico.
Según Petro, la paz “se hace con la palabra puesta sobre la mesa”, añadió Petro, que trajo a la conversación el proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN): una organización que, a su juicio, ya no sabe identificar entre el “amor eficaz”, profesado por el asesinado sacerdote Camilo Torres, exlíder de esa guerrilla, “y el cartel mexicano que llega de pronto a comprar las drogas”; en relación con la sotana que tiene en la Casa de Nariño del asesinado cura.