Montería

Diciembre navega por el Sinú: el repunte de embarcaciones activa la economía y refuerza la tradición fluvial

El mes de diciembre volvió a confirmar el papel estratégico del río Sinú como eje de movilidad, economía y cultura en Montería y sus alrededores. Con el aumento del tránsito de embarcaciones durante la temporada decembrina, el afluente se transforma no solo en un corredor natural, sino en un escenario donde convergen comercio, turismo y tradición, en medio de un contexto que exige mayor control y planificación institucional.

Según los reportes de las autoridades fluviales y operadores locales, el número de embarcaciones que circulan por el Sinú se incrementa de forma notable en diciembre, impulsado por el auge de actividades recreativas, transporte informal y recorridos turísticos. Lanchas, chalupas y botes artesanales se convierten en protagonistas de una dinámica que responde al aumento de visitantes y a la necesidad de movilizar personas y mercancías entre corregimientos ribereños.

Este repunte no es un fenómeno aislado ni espontáneo. Diciembre representa históricamente un mes de alta circulación por el río, motivado por las festividades, el comercio estacional y el regreso de familias a sus territorios de origen. Para muchas comunidades rurales, el Sinú sigue siendo la vía más rápida y eficiente de conexión con Montería, reafirmando su valor como infraestructura natural en una región donde el acceso terrestre aún presenta limitaciones.

Desde el punto de vista económico, el movimiento de embarcaciones genera ingresos directos para transportadores fluviales, pescadores reconvertidos en operadores turísticos y pequeños comerciantes que dependen del flujo de pasajeros. Este dinamismo, aunque temporal, se convierte en un alivio financiero para decenas de familias que encuentran en el río una fuente de sustento durante la temporada alta.

Sin embargo, el incremento de la actividad también plantea retos importantes en materia de seguridad y regulación. Autoridades han advertido sobre la necesidad de reforzar los controles para garantizar el uso de chalecos salvavidas, el respeto por la capacidad máxima de las embarcaciones y la operación en horarios permitidos. La combinación de alta demanda, consumo de alcohol y navegación nocturna constituye un riesgo latente que obliga a extremar medidas preventivas.

A esto se suma el desafío ambiental. El aumento del tránsito fluvial implica mayor presión sobre el ecosistema del Sinú, especialmente por el vertimiento de residuos sólidos y combustibles. Organizaciones ambientales han reiterado el llamado a una navegación responsable, recordando que el río no solo es una vía de transporte, sino un sistema vivo del que depende el equilibrio ambiental de la región.

Desde la administración local, el fortalecimiento de estrategias como Businú busca ordenar esta dinámica, promoviendo una navegación segura, organizada y compatible con el turismo sostenible. La articulación entre autoridades, operadores y comunidad es clave para evitar que el crecimiento de la actividad derive en accidentes o impactos negativos a largo plazo.

El río Sinú, testigo histórico del desarrollo de Montería, vuelve a cobrar protagonismo en diciembre, cuando su cauce se llena de vida, movimiento y expectativas económicas. La imagen de embarcaciones surcando sus aguas refleja tanto el arraigo cultural de la región como la necesidad de avanzar hacia una gestión moderna y responsable de este recurso natural.

En definitiva, el aumento de embarcaciones durante la temporada decembrina no solo habla de una ciudad que se reactiva, sino de un territorio que sigue mirando al río como su columna vertebral. El reto está en equilibrar tradición, desarrollo y sostenibilidad, para que el Sinú continúe siendo un símbolo de identidad y progreso para las futuras generaciones.

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