El agro pasó al frente: así reactivó la economía en el primer trimestre de 2025

El agro cosecha frutos, con un crecimiento de 7,1 % entre enero y marzo. Un sector que jala el PIB nacional, con 100.000 personas más en el campo frente al año pasado.
Mientras el colombiano promedio bosteza, los surcos de tierra ya vibran con los pasos de un campesino madrugador. El café, el cacao, la leche. El agro ha resistido los nubarrones económicos de los últimos años, y en primer trimestre de 2025, tomó las riendas del crecimiento del país.
Así son las cifras, según el más reciente informe del DANE: el sector de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca creció 7,1 % entre enero y marzo. Superó al promedio nacional de 2,7 % y dejó atrás a industrias antes dominantes como la minería, la construcción o la energía, hoy estancadas en el retroceso.
Lo que está ocurriendo con el agro es el resultado de precios internacionales favorables, cosechas abundantes y una política pública enfocada en diversificar sus frutos. Al menos, así lo reitera el Ministerio de Agricultura.
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En un trimestre donde la inversión fija avanzó a un tímido 1,8 %, especialmente por la parálisis en vivienda (-12,2 %), con 5.000 viviendas menos, y el sector constructor (-6,3 %), como si se dejarán de construir más de 36 canchas de fútbol profesional.
El café volvió a ser rey: creció 31,3 %, impulsado por una combinación de clima, cosecha y precios internacionales al alza. La pesca y acuicultura sorprendieron con un salto de 18,2 %. La silvicultura (11,4 %) y la ganadería (8,9 %) completaron el podio.
Incluso los cultivos agrícolas sin café —mucho menos visibles mediáticamente— crecieron 2,4 %. En total, ninguna rama del sector agropecuario reportó caída. Ninguna.
El cacao en grano registró un alza de 33,3 %. El café pergamino, 32,9 %. La leche cruda, 12,1 %. Son señales de una ruralidad que, aún con infraestructura precaria y financiamiento limitado, logra sostener parte del peso del crecimiento económico nacional.
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El empleo en el agro
Las brechas de trabajo de esta población son altas. De los 11,4 millones de personas mayores de 15 años que se autoidentifican como campesinos, apenas 56,3 % trabaja y 8,6 % está desocupado.
De ese total, siete de cada diez hombres trabaja y en las mujeres apenas cuatro. La tasa de desocupación de las mujeres, sin embargo, es casi el triple. Mientras que en los hombres de 5,8 %, en las mujeres de 14,2 %.
Del total de la población ocupada, 2,81 millones se dedica a la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, superando por tres veces el rubro que sigue, el de Comercio y reparación de vehículos, con 810.000 campesinos.
Además, hay 100.000 campesinos más en el agro exclusivamente, ya que la cifra pasó de 2,71 a 2,81 millones en 2025, según el informe del mercado laboral campesino del DANE.
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La continuidad del agro
La relevancia aquí está, por ahora, en que la economía necesita anclas internas, y con el agro, con todos sus retos históricos, hay un “potencial para demostrar que sí es posible avanzar hacia un desarrollo sostenible centrado en el trabajo de la tierra y la producción agroalimentaria cuidando el medio ambiente”, dijo la ministra Carvajalino.
Cuando el Departamento Administrativo Nacional de Estadística publicó los resultados del primer trimestre, los analistas fijaron su atención en el crecimiento del 2,7 % del PIB y el repunte del consumo privado (+3,8 %). Pero tras ese titular, una cifra emergía con más fuerza: los 4,4 puntos porcentuales por encima del promedio nacional que marcó el agro.
Pese a los buenos datos, hay signos de advertencia. El Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE) de marzo creció 4,52 % anual, sí, pero cayó 0,86 % frente a febrero. La economía avanza, pero de manera desigual. La demanda interna sigue fuerte, pero los motores de largo plazo —como la inversión en infraestructura y la productividad total de los factores— siguen rezagados.
Para BBVA Research, el país crecerá alrededor de 2,5 % en 2025. Será el consumo, más que la inversión o las exportaciones, el que seguirá empujando. Pero el consumo sin inversión es como cosechar sin sembrar.