Agroeconómica

Lo bueno que es darle un huevo crudo a los terneros recién nacidos.

En muchas fincas, sobre todo en zonas rurales donde se combinan tradición y experiencia, no es raro ver a un ganadero dándole un huevo crudo a un ternero recién nacido. Aunque esta práctica puede parecer curiosa, tiene una lógica detrás que vale la pena analizar.

El huevo crudo es una fuente natural de proteínas de alta calidad, grasas saludables, vitaminas (como A, D, E y B12) y minerales esenciales como hierro, fósforo y selenio. Además, contiene albúmina, una proteína con posibles efectos antimicrobianos que, según algunos criadores, ayuda a fortalecer al ternero en sus primeras horas de vida.

Para muchos ganaderos, dar un huevo crudo es como darle “un refuerzo” al animal: una ayuda extra para que arranque con más fuerza, especialmente si ven al ternero débil o con poca energía tras el parto.

Pero ojo: el calostro es sagrado

A pesar de sus nutrientes, el huevo jamás reemplaza el calostro. El calostro materno es el alimento más importante que puede recibir un ternero recién nacido. Es rico en inmunoglobulinas, que son esenciales para protegerlo contra enfermedades, ya que su sistema inmunológico al nacer está prácticamente en cero.

Durante las primeras 24 horas, el intestino del ternero está preparado para absorber esas inmunoglobulinas directamente al torrente sanguíneo. Pasado ese tiempo, la barrera intestinal se cierra y ya no es posible absorberlas de la misma forma. Por eso, si el ternero no toma un buen calostro a tiempo, corre un alto riesgo de enfermar e incluso morir.

¿Y qué dice la ciencia?

Hasta ahora, no hay estudios científicos contundentes que respalden el uso del huevo crudo como suplemento para los terneros. De hecho, algunos expertos advierten sobre los posibles riesgos de contaminación bacteriana, como la salmonella, que puede generar más problemas que beneficios si no se manejan bien las condiciones de higiene.

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