Agroeconómica

Más cacao y menos café, en el Eje Cafetero de Colombia,

Del café al cacao: zonas cafeteras llegarian a ser cacaoteras🍱

En lo alto de las montañas del Eje Cafetero, donde el aroma a café definió por generaciones la identidad y el sustento de miles de familias, hoy otro cultivo empieza a abrirse camino: el cacao. Lo que antes parecía impensable —ver mazorcas de cacao a más de 1200 metros sobre el nivel del mar— ahora se vuelve cada vez más común. El cambio climático, con su avance silencioso pero firme, está reconfigurando no solo los paisajes agrícolas, sino también los destinos de quienes los habitan.

“Hace unos años, cultivar cacao aquí era visto como una locura”, recuerda Orlando Quintero Gonzales, agrónomo de Fedecacao. “Hoy es una respuesta lógica ante un clima que ya no es el de antes”.

Las razones van más allá del clima. Las plagas diezman los cafetales, los precios oscilan sin tregua, y las altitudes donde alguna vez el café prosperó comienzan a ser más aptas para otro tipo de cultivo. Para Claudia Giraldo, productora de Caldas, la decisión fue práctica: “El cacao requiere menos cuidados, es más noble con la tierra… y ahora también mejor pagado”.

El giro ha sido acelerado por un fenómeno global. En 2024, una caída en la producción de Costa de Marfil y Ghana —los gigantes mundiales del cacao— disparó los precios a niveles históricos: 12.900 dólares por tonelada, un 180 % más que el año anterior. Mientras el mercado mundial se sacudía, Colombia celebraba su mejor cosecha: 73 mil toneladas de cacao.

Pero este no es solo un cambio económico. Es también una apuesta ecológica. Originario de la Amazonía, el cacao se adapta mejor al nuevo clima. Sus raíces profundas resisten las sequías, y su cultivo bajo sombra ayuda a conservar la biodiversidad. A diferencia del café, que exige fumigaciones y sufre con el calor, el cacao florece con la ayuda de polinizadores naturales, como la minúscula mosca Forcipomyia.

Sin embargo, el auge del cacao también plantea desafíos. Algunos productores, atraídos por los precios, han expandido sus cultivos sin la planificación necesaria, lo que podría comprometer la sostenibilidad del crecimiento.

En estas montañas que alguna vez fueron dominio exclusivo del café, el cacao no solo representa una alternativa rentable. Es también símbolo de adaptación, resistencia y esperanza en medio de un clima cambiante y una economía incierta.

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