Cuando la Arquitectura Cuenta Historias: La UPB Montería Destaca con Proyectos que Transforman Territorio y Cultura

La arquitectura es más que el diseño de espacios; es una expresión directa de identidad, territorio y memoria colectiva. Así lo demostraron dos docentes de la Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Montería, quienes fueron reconocidos en el II Salón de Arquitectura y Urbanismo 2025, un evento que premia no solo la estética sino la pertinencia social y cultural de los proyectos. Sus propuestas consolidan una visión contemporánea de la arquitectura caribeña: una que dialoga con el entorno, protege la tradición y proyecta un futuro sostenible para la región.
El arquitecto Jorge Cortés, con su proyecto “Casa FG”, obtuvo el primer lugar en la categoría de Vivienda Individual para la Región Caribe. Su propuesta no ganó únicamente por su diseño, sino por algo mucho más profundo: la capacidad de leer el contexto monteriano y traducirlo en una vivienda que responde al clima, a la funcionalidad doméstica y a la calidad de vida. En un mercado saturado de modelos residenciales copiados de otras geografías, este reconocimiento demuestra que la vivienda debe ser concebida a partir del territorio, no desde moldes universales que ignoran las realidades locales.
Por su parte, el arquitecto Jorge Correa Orozco obtuvo una mención por el diseño de la tienda artesanal Carpio & Baltazar, un proyecto impulsado por el resguardo indígena Zenú. Esta propuesta va más allá del comercio: celebra la esencia del sombrero vueltiao, articula la economía cultural y fortalece la identidad de un pueblo que ha sido base histórica del departamento de Córdoba. No se trata de una simple obra de arquitectura comercial; es un homenaje vivo a una tradición que merece ser protegida, revitalizada y puesta en valor.
Estos dos reconocimientos dejan en evidencia un mensaje poderoso: la arquitectura regional tiene voz propia. La UPB Montería se consolida como un semillero de profesionales capaces de construir desde el Caribe y para el Caribe, comprendiendo los desafíos ambientales, sociales y culturales particulares de esta zona del país. Mientras muchas ciudades luchan por adoptar tendencias foráneas, proyectos como los premiados recuerdan que las mejores soluciones nacen del conocimiento profundo del territorio.
Además, estos premios son una señal alentadora para las nuevas generaciones de arquitectos. Estudiantes y jóvenes profesionales encuentran en estos docentes un referente que demuestra que la excelencia no depende de grandes metrópolis, sino de la calidad del pensamiento, la sensibilidad hacia la comunidad y la capacidad de innovar desde lo propio. La arquitectura, entendida como herramienta social, tiene el poder de dignificar tradiciones, generar empleo, fortalecer economías locales y mejorar la vida de las personas.
Es importante subrayar que estos proyectos premiados contribuyen a un debate nacional: ¿qué tipo de arquitectura necesita Colombia hoy? La respuesta que llega desde Montería es clara: una arquitectura humana, consciente, sostenible y capaz de rescatar la memoria cultural. Tanto “Casa FG” como la tienda Carpio & Baltazar son ejemplos concretos de cómo se puede construir identidad desde los cimientos, dejando huella más allá de la función material del edificio.
En conclusión, la UPB Montería no solo celebra dos reconocimientos: celebra una visión. Celebra una arquitectura que piensa en la gente, en el clima, en la cultura y en la historia. Una arquitectura que cuenta quiénes somos y hacia dónde queremos caminar como región. Y es justamente este tipo de obras —sensibles, profundas y transformadoras— las que marcan un antes y un después en el desarrollo urbano del Caribe colombiano.



