Más que pintura y escobas: el Mercadito del Sur se renueva con trabajo conjunto entre Policía y comunidad

El Mercadito del Sur de Montería, uno de los espacios comerciales más representativos y concurridos de la ciudad, fue escenario de una jornada de embellecimiento liderada por la Policía Nacional, una iniciativa que trasciende la simple limpieza urbana y se instala como un mensaje claro sobre convivencia, corresponsabilidad y recuperación del espacio público.
La actividad, impulsada por la Policía Comunitaria, reunió a uniformados, comerciantes y ciudadanos del sector en una labor conjunta de aseo, organización y mejoramiento del entorno. Más allá del resultado visual inmediato —calles limpias, áreas despejadas y un ambiente renovado—, la jornada dejó una lectura de fondo: la seguridad no se construye únicamente con patrullajes, sino también con apropiación social y dignificación de los lugares que hacen parte de la vida cotidiana.
El Mercadito del Sur no es solo un punto de intercambio comercial. Es un nodo económico para decenas de familias, un lugar de encuentro social y un reflejo de la dinámica popular del sur de Montería. Sin embargo, como ocurre con muchos mercados tradicionales del país, enfrenta desafíos estructurales relacionados con el manejo de residuos, el deterioro físico y la percepción de inseguridad. En ese contexto, la intervención liderada por la Policía adquiere un valor simbólico y práctico: recuperar el espacio público es también prevenir el delito.
Desde una mirada periodística, esta jornada evidencia un cambio progresivo en la manera como se concibe la labor policial. La institución no actuó desde la sanción ni desde la imposición, sino desde la cercanía con la comunidad, promoviendo un mensaje de cooperación. Este enfoque comunitario busca generar confianza y fortalecer los lazos entre ciudadanos y autoridades, entendiendo que los problemas de seguridad urbana tienen raíces sociales que no se resuelven únicamente con operativos.
Los comerciantes del sector, protagonistas silenciosos de esta transformación, recibieron positivamente la iniciativa. Para ellos, un entorno más limpio y ordenado no solo mejora las condiciones de trabajo, sino que también incentiva la llegada de compradores y mejora la imagen del mercado ante propios y visitantes. En zonas donde la economía informal y popular es el sustento diario, el cuidado del entorno se traduce directamente en oportunidades.
La jornada también deja sobre la mesa una reflexión necesaria: el mantenimiento de los espacios públicos no puede depender únicamente de intervenciones puntuales. Si bien estas acciones son valiosas, su verdadero impacto se consolida cuando van acompañadas de procesos sostenidos de educación ciudadana, control institucional y compromiso comunitario. De lo contrario, el esfuerzo corre el riesgo de diluirse con el paso del tiempo.
Desde el punto de vista urbano, el Mercadito del Sur representa un termómetro social. Lo que allí ocurre refleja dinámicas más amplias de la ciudad: informalidad, resiliencia económica, convivencia y, en algunos casos, abandono estatal. Por eso, acciones como esta jornada de embellecimiento envían un mensaje político y social: el sur de Montería también importa y merece atención integral.
La Policía, al liderar esta actividad, reafirma su rol como actor social y no solo como fuerza de control. En un país donde la relación entre comunidad y autoridad ha estado marcada históricamente por la desconfianza, este tipo de iniciativas contribuyen a cambiar narrativas y a demostrar que la seguridad también se construye desde el diálogo y el trabajo compartido.
En definitiva, lo ocurrido en el Mercadito del Sur no debe leerse como un hecho aislado, sino como una señal de cómo las ciudades pueden avanzar hacia modelos de convivencia más humanos y participativos. Cuando la comunidad se apropia de sus espacios y las instituciones acompañan ese proceso, el orden deja de ser impuesto y empieza a ser compartido. Ese es, quizás, el mayor valor de esta jornada: haber recordado que una ciudad se cuida mejor cuando todos se sienten parte de ella.



