Agroeconómica

El mercado ganadero abre diciembre con señales de presión: precios inestables y categorías en reacomodo marcan el rumbo del sector

La primera semana de diciembre dejó al descubierto un mercado ganadero colombiano que atraviesa una fase de transición, marcada por variaciones de precio que reflejan tensiones entre oferta, demanda y expectativas de cierre de año. Aunque las cifras no muestran un desplome ni un repunte contundente, sí revelan un comportamiento desigual que obliga a los ganaderos a ajustar estrategias y proyectar con cautela el arranque de 2026.

En los machos de levante de un año, tradicionalmente uno de los indicadores más sensibles del mercado, el precio promedio se ubicó en $9.297 por kilo, mostrando un descenso frente a semanas anteriores. Esta baja puede interpretarse como un mensaje de prudencia del mercado: la demanda de animales jóvenes para engorde se está moderando, posiblemente influenciada por costos de alimentación, clima y márgenes de venta cada vez más ajustados.

Para los machos de ceba de dos años, el valor promedio alcanzó $8.673 el kilo, una cifra que se mantiene relativamente estable pero que no termina de reflejar una recuperación sólida. La categoría sigue siendo atractiva para comercialización inmediata, pero sin señales claras de un crecimiento sostenido del precio en el corto plazo.

En contraste, el comportamiento de las hembras mostró un matiz distinto. Las hembras de levante de un año promediaron $9.948/kg, posicionándose por encima de los machos en esa misma categoría. Este diferencial, cada vez más visible, evidencia que el mercado está valorando a las hembras como reposición estratégica, un factor clave en hatos donde la reproducción y la sostenibilidad genética están tomando más relevancia.

Las hembras de vientre, por su parte, registraron un promedio de $7.605/kg, un valor moderado que, sin embargo, invita a reflexionar sobre el futuro de la cría en el país. Su precio relativamente estable podría indicar una mayor intención de los productores por reconstruir vientres y fortalecer la base reproductiva, especialmente ante las expectativas de un 2026 con mayores exigencias sanitarias y de trazabilidad debido a la actualización del Sinigán.

Estas variaciones de precio —aunque no dramáticas— proyectan un diagnóstico claro: el mercado está recalibrándose. Los ganaderos sienten el impacto de costos operativos crecientes, la presión climática sobre los pastos y las fluctuaciones de la demanda interna que suelen presentarse en diciembre. Además, la cercanía de las festividades incide en los precios de animales de sacrificio, pero no necesariamente impulsa las categorías de levante y ceba en la misma proporción.

Para regiones ganaderas líderes como Córdoba, Antioquia, Casanare y Meta, este panorama representa tanto una advertencia como una oportunidad. Quienes trabajen con hembras jóvenes podrían beneficiarse de la tendencia al alza, mientras que quienes manejan machos de levante deberán analizar con rigor si es momento de vender o esperar un ajuste positivo en enero. La clave estará en la capacidad de adaptación y en el uso de información precisa para tomar decisiones comerciales.

Más allá de la oscilación semanal, el comportamiento observado en la primera semana de diciembre es un recordatorio de que el sector ganadero colombiano necesita fortalecer sus sistemas de proyección, trazabilidad y análisis del mercado. La volatilidad ya no es una anomalía: es parte del ecosistema comercial. En un entorno así, los ganaderos que logren anticiparse tendrán la ventaja.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba